Todo empezó así… Tenía un amigo dentista que me insistió tanto, tanto, tanto… que fui a su consultorio y allí me dice - No te voy a poner anestesia, no tengas miedo !!!. Y en verdad no me mintió… Pero pasó el tiempo y mi amigo se fue a vivir a otro lado… Entonces me dejó… y de ahí tuve que elegir otro dentista, y otro consultorio. Cada vez que voy, preferiría no hacerlo, siempre le tuve miedo, pero mi mamá dice que hay que ir, ¡es por tu salud!, repite cada vez… Hoy a la tarde tengo que ir. Espero que esté todo bien, es solo por control, pero tengo que ir… no me queda otra !!!. Estoy con un poco de miedo, pero ella me está esperando. De todos modos, lo bueno de ir al dentista es que no tenés muelas cariadas y tus dientes están limpios y sanos. Y además podés comerte todos los caramelos y chocolates que querés…sin culpa. |